miércoles, 6 de noviembre de 2013

Ganar-Ganar


Sin lugar a duda, la aplicación del Hábito 4: Pensar Ganar-Ganar presenta una complejidad mucho mayor, a la hora de utilizarlo, en comparación con los demás hábitos aprendidos; pues la sociedad nos enseña precisamente lo contrario, la vida es una carrera y en toda situación en la que uno no gane, pierde. Se resalta mucho la individualidad, los logros alcanzados son míos y de nadie más, y la razón de mi victoria es producto de arrebatársela a alguien más. En pocas palabras se nos presenta un panorama muy cerrado, perder-perder es inadmisible, ganar-perder es lo ordinario y ganar-ganar un imposible. Sin embargo, el contenido de esta semana esclarece que en todas nuestras relaciones la cooperación mutua, el ser valiente y considerado al mismo tiempo, el ver cada situación no como un yo, sino como un nosotros; es no solo alcanzable, sino también deseable. Aplicado en mi trabajo, comprendo que no es el camino más fácil, pero sí el que genera resultados valiosos y duraderos. Se resume en preguntarse en cada situación ¿cómo gano yo? y más importante: ¿cómo hago para que ganen los demás?


Generalmente pensamos que los beneficios en una relación son excluyentes, o tú o yo. Razón por la cual desaprovechamos, o desperdiciamos importantes relaciones en la vida por una concepción egoísta. Sean Covey plantea un hábito, una costumbre donde el pensamiento es “yo puedo ganar, y tú también. No es solo tú o yo, sino ambos”.   Además, aclara que el pensar ganar-ganar es “el fundamento para llevarse bien con los demás, que comienza con la creencia de que todos somos iguales, de que nadie es inferior o superior a los demás, y que en realidad nadie necesita serlo” (Covey, 2006). Como mencionaba al inicio, este hábito, hasta el momento, es el más difícil de todos, pues supone renunciar a esa zona de confort, y empezar a pensar en los demás, en lo que a ellos les interesa y les beneficia. Lo entendí mejor con el ejemplo de una madre embarazada, al recibir la noticia ya no busca solo lo que le hace bien a ella, sino lo que beneficia a los dos.

Durante una charla vocacional enfocada a aspirantes de una carrera musical, el panelista expuso el sacrificio que conlleva dedicarse a las artes, las 8 horas de sueño pasan a ser un pensamiento bonito nada más, y todas las salidas durante y el fin de semana serían con mi buen amigo el saxofón, en mi caso. En estas situaciones uno siempre piensa que la gente es exagerada, pero hubo una frase que me llamó fuertemente la atención: “mientras usted duerme, hay alguien más practicando”. Si bien denota el compromiso y perseverancia que hay que tener con las metas y los sueños, supone también que el éxito se alcanza siendo el mejor, y esto significa estar por encima de los demás. Después de unos minutos de pensamiento, tratando de encontrar este equilibrio ganar-ganar en un ámbito musical, entré en razón al considerar que no hay nada más diverso que el campo artístico, y la ejecución musical que yo tengo, no la tiene nadie más, y viceversa. Esta es la mina de oro de la música, poder apreciar el talento de los demás al no verlos como competencia, o como las personas que me pueden quitar una esperada beca, sino como fuentes de aprendizaje, de donde nos podemos beneficiar ambos. Al final, es creer que los éxitos de otras personas son míos también, si logro aprender de ellas, valorando tanto lo que ellos como yo tenemos para ofrecer.

Comentaba con mi papá este pensamiento de ganar-ganar, ya que él, por la naturaleza de su trabajo de ingeniería civil, se relaciona con un sinnúmero de personas diariamente. Me manifestó que las relaciones con contratistas y trabajadores son muy complicadas, hay que presionar e insistir para poder cumplir con los plazos establecidos, o rechazar trabajos que no cumplen con los pedidos del cliente, que si bien puede reducirse a “no lo hizo bien, no se le paga”, se busca conciliar, llegar a un punto común donde se consiga un trabajo terminado para el cliente y el bienestar de los trabajadores. “La clave de un buen equipo de trabajo es crear valor con todos los involucrados, entender que tanto ellos como yo tenemos un objetivo, y todos debemos salir beneficiados”, me manifestó.

Referencias:
Covey, S. (2006) Los 7 Hábito de los Adolescentes Altamente Efectivos. México: Debolsillo  

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