miércoles, 11 de diciembre de 2013

Afilar la Sierra

De cara a la conclusión de este cuatrimestre y el final del 2013, son muchas las actividades y compromisos que requieren de nuestra completa dedicación y entrega, pues están en juego muchos trabajos finales, exposiciones, compras navideñas, reuniones con la familiares, entre otras actividades. Para los que acumulamos gran parte de los pendientes para el final, estas fechas suponen una gran inversión de esfuerzos, horas de sueño, y múltiples sacrificios para sacar adelante cada tarea. Tomarse un tiempo, hacer una pequeña pausa en el camino es fundamental para rendir a un 100%, porque aunque quisiéramos que el transcurso del tiempo nos otorgue una tregua, nuestro cuerpo, mente, corazón y alma siguen funcionando, de manera que no podemos descuidarlos. Me ha pasado en el trabajo, donde después de unos arduos días, lo único que uno quiere es despejarse y que llegue el fin de semana. Después de esta última clase, comprendo que muchas veces esto sucede por la vida monótona que llevamos; entre el trabajo y las asignaciones de la universidad no hay tiempo para muchas cosas que uno quisiera realizar, cumpliendo con las responsabilidades, pero descuidando nuestro bienestar. Es necesario encontrar un momento en nuestra agenda para hacer todas aquellas cosas que nos gusten y nos hagan crecer como personas, ya sea el deporte, la lectura, la oración, entre otros. Nutrir nuestro ser es tan importante como cualquiera de las otras actividades que tenemos programadas, pues “calentamos y estiramos” para un periodo de alto rendimiento.




A lo largo de los años he descubierto que el correr es una actividad que libera la tensión, el estrés, y permite refrescar el cuerpo y la mente después de un día de intensas actividades. He comprado la ropa deportiva, el calzado y hasta he realizado la programación de estos segmentos deportivos durante la semana, pero constantemente aparece una situación que me impide salir a correr, tanto así que se ha convertido en un deseo de ya varios meses. Ahora entiendo que hacer deporte no solo repercute en mi salud, pero influye directamente en mi desempeño en la universidad, o en el trabajo, pues tengo la oportunidad de cambiar de ambiente y descansar después un día muy demandante. Similarmente, armar rompecabezas en una actividad que no practico aún, pero me gustaría realizar con frecuencia, pues le permite a uno concentrarse en una tarea totalmente distinta, y ejercita el análisis y el pensamiento crítico. No me veo como una persona que arme rompecabezas todos los días, pero de encontrar el momento para sentarme y disfrutar de este hobbie, periódicamente, puedo incrementar mi bienestar, y por supuesto ser más efectivo.  Creo que uno es capaz de hacer todo lo que se proponga, pero es necesaria una buena planificación para hacer todo a su debido tiempo, y obtener los máximos resultados.
Sean Covey (2012) manifiesta que los cuatro principales ingredientes de un cuerpo sano son dormir bien, el descanso físico, buena nutrición y ejercicio adecuado. Convenientemente para la mayoría de las personas es natural el dormir, así como realizar numerosas actividades recreativas para descansar, pero en el caso de la nutrición es una historia muy distinta. Es importante encontrar un equilibrio en todas nuestras actividades, pues una mala alimentación puede afectar nuestras horas de sueño, así como impedirnos distintas actividades de ocio por una factura que nuestro mismo cuerpo nos está cobrando. Tal como se mencionaba en los primeros hábitos, es nuestra decisión cuidar nuestro propio cuerpo, pero también debemos poner primero lo primero, y comprender que si nuestro cuerpo, mente, alma o espíritu no funcionan, no podremos realizar aquellas actividades que llamamos “prioridades”.

Mi hermana me comentó que este hábito de Afilar la Sierra también aplica al ámbito profesional, pues uno puede actualizarse constantemente, con noticias e investigaciones de la actualidad, y así trabajar en nuestro crecimiento intelectual. Ella me comentaba que hay que luchar contra la pereza, contra esa sensación de comodidad que no nos permite salir de nuestra zona de confort a buscar nuevas oportunidades, nuevas capacitaciones, para poder satisfacer cada uno de nuestro roles efectivamente. 


Referencias:
Covey, S. (2006) Los 7 Hábito de los Adolescentes Altamente Efectivos. México: Debolsillo  

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