En mi curso de mercadeo, nos enseñaban que la
misión y la visión de una empresa son pilares fundamentales para el crecimiento
y desarrollo de la misma. En muchas ocasiones, formular estos enunciados es una
tarea que se toma a la ligera, las empresas creen que no tienen tiempo para
redactar un pensamiento bonito que se vea bien en la página web. Sin embargo,
la misión responde a ¿cuál es nuestro negocio?, y la visión ¿a dónde queremos
llegar?, que si se tienen claras, son el eje central de la estrategia que lleva
al éxito de una compañía. No es diferente con nosotros mismos, si entendemos quiénes
somos, tenemos claro qué sueños y metas queremos llegar a alcanzar. Para
establecer nuestra misión y visión personal, tenemos que vivir el hábito 1: somos
responsables de nuestro destino, para así diseñar la estrategia que nos llevará
a nuestra realización personal. Si bien es un principio del aspecto global de
nuestras vidas, también es aplicable en cada actividad que realizamos. Esta
semana lo pude ver en el trabajo, mi objetivo es tener un excelente rendimiento
en mis labores, pero es difícil alcanzarlo si no concreto un plan de acción.
Ahora tengo la misión clara, alcanzar todas las métricas establecidas por la
compañía. Cuando hay un norte, es más fácil llegar a lo que quiero ser. No
podemos tocar todas las puertas sin saber a dónde vamos, no podemos tomar todas
las oportunidades que se presenten si no sabemos que provecho vamos a obtener
de ellas, no podemos vivir nuestra vida sin el fin en mente.
Nuevamente aprovecho las palabras de Sean Covey
para profundizar el aprendizaje de la semana. Covey (2006) comenta que comenzar
con el fin en la mente es simplemente pensar más allá del día de hoy, y decidir
qué dirección se le quiere dar a la vida, para que cada paso que se dé, sea en
la dirección correcta. Me llama
especialmente la atención esta última parte, puesto que si uno tiene claro a
dónde quiere llegar, no hay paso en falso que nos vaya a sacar de nuestro
camino. Seguramente hay desvíos constantes de nuestro objetivo, pero siempre
lograremos ubicarnos cuando creemos que los dueños de nuestras vidas somos
nosotros mismos, y luchamos sin desmayo por alcanzar las metas que nos hemos
propuesto. El ayer es historia y el mañana es un misterio, más aún tenemos que
vivir cada día pensando en el mañana. De esta manera, podemos tomar las
decisiones pertinentes, que nos acercan cada vez más a nuestros objetivos.
Rescato un diálogo de la película “Alicia en el país de las Maravillas” que
representa muy bien el contenido de esta entrada.
-
¿Podría,
por favor, decirme cómo salir de aquí?
-
Eso
depende mucho de a dónde quieras ir –respondió el gato.
-
No
me importa a dónde –dijo Alicia.
-
Entonces,
no importa hacia dónde vayas –repuso el gato.
Después de escuchar la conferencia de Patrick
Awuah, queda claro que el fracaso no es una opción cuando se trata de nuestros
propósitos. Él mismo lo mencionó en varias ocasiones, aunque parecía misión
imposible, con esfuerzo y determinación se logra sacar la tarea. Awuah cree y
enseña, que no es posible alcanzar la perfección, pero si se intenta, se
consigue la excelencia. Esto es la clave del liderazgo, asumir el papel que nos
corresponde en la sociedad, y no conformarnos con menos. Tenemos que entender
que somos responsables de los privilegios que hemos obtenido; somos, tal como
explica Awuah, los guardianes de nuestra sociedad, y un pueblo entero sufre
cuando no realizamos nuestro trabajo. Comparto que esto solo es posible cuando
creemos que el ser líderes es servir a la humanidad, y vemos esto como un
privilegio. Patrick Awuah se plantea una misión clara, transformar al pueblo y
la zona donde creció; busca que todos puedan vivir la libertad que él
experimentó, este aire de frescura tal como explica. Es una misión que se apoya
en los valores, que hacen que el conferencista quiera algo mejor para un pueblo
del cual él no ha sido parte por años. En respuesta a esto, renuncia a las
comodidades de Seattle simplemente porque buscó cambiar el concepto de
liderazgo. Después de escuchar la conferencia, se refuerza en mí un tema que
hablamos en la clase pasada: no existe sacrificio cuando el objetivo es claro y
deseado. Patrick Awuah dejó su comodidad, su trabajo, la seguridad de su
familia para regresar a un pueblo del cual pudo olvidarse, pero simplemente no soportó
quedarse callado ante la maravillosa verdad que experimentó.
Mi cuñado ve la planificación como un recurso
fundamental para obtener buenos resultados. Si no diseña su día y distribuye
sus esfuerzos, rápidamente se ve absorbido por las múltiples tareas
pendientes. Randall cree que tan solo
unos cuantos minutos al iniciar el día pueden ahorrar muchas frustraciones, y
energías enfocadas de manera errónea. Le pregunté si él aplica este día a día en
su ámbito personal de la misma manera que lo hace con el laboral, me comentó
que si bien le ha costado un poco más fijarse un objetivo claro como persona,
tiene claro quién es, y más importante a dónde quiere llegar; con certeza
afirma que el trabajo que tiene, así como su matrimonio y cada aspecto de su
vida, están orientados hacia su objetivo final, ser feliz.
Referencias:
Covey, S. (2006) Los 7 Hábito de los Adolescentes Altamente Efectivos. México: Debolsillo
Referencias:
Covey, S. (2006) Los 7 Hábito de los Adolescentes Altamente Efectivos. México: Debolsillo
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