miércoles, 16 de octubre de 2013

Ser proactivo


Ser proactivo es tomar responsabilidad de cada una de nuestras elecciones. Si bien es un enunciado sencillo de entender, implica mucho más de lo que parece a simple vista, es ser capaz de tomar las decisiones correctas ante cualquier situación que se nos presente. Nos hemos acostumbrado, como regla general, a responder reactivamente ante situaciones negativas, fácilmente nos dejamos llevar por las emociones, por el primer pensamiento que atrape nuestra atención. Sin embargo, la clave de la pro actividad es agregar un paso más entre el estímulo que recibimos y la respuesta que tomamos, es complementar con la libertad de elegir. Nunca falta el día en que situaciones del trabajo o universidad nos llevan al límite, deseando tirar todo por la borda, y llevando con nosotros todo aquel que se interponga en nuestro camino. Es precisamente en estos casos donde podemos hacer un alto en el camino, valorar la magnitud de las consecuencias de nuestras acciones y tomar una elección; asumiendo sus consecuencias.

Tomar el espacio para analizar las posibles repercusiones de nuestros actos da pie a un análisis muy importante, las cosas o situaciones que podemos controlar, y todas las demás que simplemente generan ruido en nuestras mentes. Sean Covey, en su libro Los 7 Hábitos de los Jóvenes Altamente Efectivos, plantea un concepto de pro actividad muy poderoso, que me impactó al momento que analicé todas aquellas situaciones, que por una u otra razón, fui yo el que elegí reaccionar de esa manera. Covey (2003) comenta: “Yo soy la fuerza, yo soy el capitán de mi vida. Puedo elegir mi actitud. Soy responsable de mi propia felicidad o infelicidad. Yo estoy en el asiento del conductor de mi destino y no soy sólo un pasajero”. Después de leer esa frase de Covey, ya no existe el “no fue mi culpa”, “eso no me toca”, “qué podía hacer”. Soy lo que soy, o no soy lo que quisiera ser, gracias a las decisiones que he tomado. Claro está que solo dominando la forma en que reacciono ante las diversas y creativas realidades que presenta la vida, podré alcanzar la victoria en mis pensamientos, emociones, en mi vida privada.


Círculo de Preocupación
Círculo de influencia
Aporte de compañeros en trabajos en grupo
Desempeño en la universidad
Respuesta de clientes ante el servicio que les brindo
Calidad con la que realizo mi trabajo
Problemas en familiares o amigos
Apoyo y consejo
Forma de actuar de los demás
Ser respetuoso y comprensivo
Enfermedades
Cuidado de uno mismo y descanso

 

El identificar aspectos y situaciones que puedo y no controlar es una tarea difícil, especialmente cuando, a raíz de una percepción de las cosas que creo poder resolver, he cometido muchos errores. Para lograr el listado me planteé la siguiente pregunta ¿cuáles son las cosas que más me inquietan o preocupan de mi vida diaria? Partiendo de ahí, logré separar aquellas cosas de las cuales tengo un control nulo, y de las cuales tengo la capacidad de tomar el timón y trazar mi destino. Este es el caso de los proyectos en grupo, tanto en el trabajo como en la universidad; puedo controlar mi desempeño, la parte de mi trabajo, pero por más que quiera no puedo intervenir en el accionar de los que me rodean. Ante esta situaciones he aprendido que a uno le toca dar lo mejor, el máximo esfuerzo, y los buenos resultados vendrán por añadidura. Lo mismo sucede con los clientes que atiendo cada día. Puedo darles el mejor servicio al cliente que existe en este planeta –aspecto que puedo controlar- , mas nada puedo hacer ante una mala reacción de ellos, cuando yo he dado lo mejor.  No puedo dejar de lado las enfermedades, aspecto que me da pavor. No puedo hacer nada con respecto a los virus y gérmenes presentes en el aire, pero sí puedo mantener una dieta saludable, y no exponerme a estos enemigos invisibles. Sin duda es más difícil identificar el círculo de preocupación e influencia en aquellas cosas  importantes para nosotros, que toman los primeros lugares en nuestra lista de prioridades, puesto que es ardua tarea separar el aspecto emocional de la realidad que estamos viviendo. Esto pasa cuando algún familiar o amigo cercano tiene un problema, nos gustaría involucrarnos de lleno y resolver la situación de una vez por todas, pero tenemos que tener presente que ser fuente de apoyo y consejo es lo único que nos toca.    

Una vez más, comento con mi mamá el contenido aprendido que me ha capturado a través de la semana. ¿Cuántas veces he decidido sentirme mal, agobiado, o he tomado malas decisiones simplemente por no detenerme y decir: puedo reaccionar distinto? Sin duda que el hábito de ser pro activo es el más importante de todos, es como menciona Covey: “viajar en el asiento del conductor de nuestro destino”. Mi mamá me comentaba que no siempre las decisiones son blanco y negro, muchas de las veces no se sabe cuál opción es la correcta y solo podemos confiarnos en dar el mejor esfuerzo en cada situación que se nos presente, y tener bien claro cuáles son las consecuencias de nuestras acciones; y más importante aún, si estamos dispuestos a pagarlas.


 Referencias:
Covey, S. (2006) Los 7 Hábito de los Adolescentes Altamente Efectivos. México: Debolsillo  

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