Ser proactivo es tomar responsabilidad de cada
una de nuestras elecciones. Si bien es un enunciado sencillo de entender,
implica mucho más de lo que parece a simple vista, es ser capaz de tomar las
decisiones correctas ante cualquier situación que se nos presente. Nos hemos
acostumbrado, como regla general, a responder reactivamente ante situaciones
negativas, fácilmente nos dejamos llevar por las emociones, por el primer
pensamiento que atrape nuestra atención. Sin embargo, la clave de la pro actividad
es agregar un paso más entre el estímulo que recibimos y la respuesta que
tomamos, es complementar con la libertad de elegir. Nunca falta el día en que
situaciones del trabajo o universidad nos llevan al límite, deseando tirar todo
por la borda, y llevando con nosotros todo aquel que se interponga en nuestro
camino. Es precisamente en estos casos donde podemos hacer un alto en el
camino, valorar la magnitud de las consecuencias de nuestras acciones y tomar
una elección; asumiendo sus consecuencias.
Tomar el espacio para analizar las posibles
repercusiones de nuestros actos da pie a un análisis muy importante, las cosas
o situaciones que podemos controlar, y todas las demás que simplemente generan
ruido en nuestras mentes. Sean Covey, en su libro Los 7 Hábitos de los Jóvenes
Altamente Efectivos, plantea un concepto de pro actividad muy poderoso, que me
impactó al momento que analicé todas aquellas situaciones, que por una u otra
razón, fui yo el que elegí reaccionar de esa manera. Covey (2003) comenta: “Yo
soy la fuerza, yo soy el capitán de mi vida. Puedo elegir mi actitud. Soy
responsable de mi propia felicidad o infelicidad. Yo estoy en el asiento del
conductor de mi destino y no soy sólo un pasajero”. Después de leer esa frase
de Covey, ya no existe el “no fue mi culpa”, “eso no me toca”, “qué podía
hacer”. Soy lo que soy, o no soy lo que quisiera ser, gracias a las decisiones
que he tomado. Claro está que solo dominando la forma en que reacciono ante las
diversas y creativas realidades que presenta la vida, podré alcanzar la
victoria en mis pensamientos, emociones, en mi vida privada.
Círculo de Preocupación
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Círculo de influencia
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Aporte de
compañeros en trabajos en grupo
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Desempeño en la universidad
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Respuesta de clientes
ante el servicio que les brindo
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Calidad
con la que realizo mi trabajo
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Problemas en
familiares o amigos
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Apoyo y consejo
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Forma de actuar de
los demás
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Ser
respetuoso y comprensivo
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Enfermedades
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Cuidado de uno mismo y descanso
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El identificar aspectos y situaciones que puedo
y no controlar es una tarea difícil, especialmente cuando, a raíz de una
percepción de las cosas que creo poder resolver, he cometido muchos errores.
Para lograr el listado me planteé la siguiente pregunta ¿cuáles son las cosas
que más me inquietan o preocupan de mi vida diaria? Partiendo de ahí, logré
separar aquellas cosas de las cuales tengo un control nulo, y de las cuales
tengo la capacidad de tomar el timón y trazar mi destino. Este es el caso de
los proyectos en grupo, tanto en el trabajo como en la universidad; puedo
controlar mi desempeño, la parte de mi trabajo, pero por más que quiera no
puedo intervenir en el accionar de los que me rodean. Ante esta situaciones he
aprendido que a uno le toca dar lo mejor, el máximo esfuerzo, y los buenos
resultados vendrán por añadidura. Lo mismo sucede con los clientes que atiendo
cada día. Puedo darles el mejor servicio al cliente que existe en este planeta
–aspecto que puedo controlar- , mas nada puedo hacer ante una mala reacción de
ellos, cuando yo he dado lo mejor. No
puedo dejar de lado las enfermedades, aspecto que me da pavor. No puedo hacer
nada con respecto a los virus y gérmenes presentes en el aire, pero sí puedo mantener
una dieta saludable, y no exponerme a estos enemigos invisibles. Sin duda es
más difícil identificar el círculo de preocupación e influencia en aquellas
cosas importantes para nosotros, que
toman los primeros lugares en nuestra lista de prioridades, puesto que es ardua
tarea separar el aspecto emocional de la realidad que estamos viviendo. Esto
pasa cuando algún familiar o amigo cercano tiene un problema, nos gustaría
involucrarnos de lleno y resolver la situación de una vez por todas, pero
tenemos que tener presente que ser fuente de apoyo y consejo es lo único que
nos toca.
Una vez más, comento con mi mamá el contenido
aprendido que me ha capturado a través de la semana. ¿Cuántas veces he decidido
sentirme mal, agobiado, o he tomado malas decisiones simplemente por no
detenerme y decir: puedo reaccionar distinto? Sin duda que el hábito de ser pro
activo es el más importante de todos, es como menciona Covey: “viajar en el
asiento del conductor de nuestro destino”. Mi mamá me comentaba que no siempre
las decisiones son blanco y negro, muchas de las veces no se sabe cuál opción
es la correcta y solo podemos confiarnos en dar el mejor esfuerzo en cada
situación que se nos presente, y tener bien claro cuáles son las consecuencias
de nuestras acciones; y más importante aún, si estamos dispuestos a pagarlas.
Referencias:
Covey, S. (2006) Los 7 Hábito de los Adolescentes Altamente Efectivos. México: Debolsillo
Referencias:
Covey, S. (2006) Los 7 Hábito de los Adolescentes Altamente Efectivos. México: Debolsillo
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