miércoles, 18 de diciembre de 2013

Hasta pronto

Entrada #13
Tan solo tengo unos cuantos meses de haberme insertado en el mundo laboral, y debo decir que no ha sido fácil, pues es formar parte de algo totalmente distinto a lo que uno está acostumbrado. Sin embargo, he logrado encontrar el equilibrio entre el trabajo, los estudios y mi vida personal, todo de la mano de una buena organización y planificación. Esta es una de las principales competencias que aporto a mi trabajo, pues logro satisfacer cada una de mis prioridades sintiéndome satisfecho con mi desempeño en cada una de ellas. Asimismo, he luchado por ser puntual y responsable, por dar lo mejor de mí en cada tarea asignada, creyendo que con mi trabajo estoy ayudando a las demás personas, y así evitar la monotonía.
Entre mis principales competencias interpersonales destaco:
  1.          Claridad en la expresión de ideas
  2.         Liderazgo
  3.          Atento a las necesidades de los demás

Algunas veces me resulta complicado expresar mis ideas, pero cuando lo hago, tengo la capacidad de hacerlo con claridad, argumentando con ejemplos concretos, que refuercen mi punto de vista. Puedo manifestar un pensamiento en tan solo unas cuantas palabras y lograr que las demás personas comprendan lo que estoy tratando de decir. Asimismo, soy una persona que le gusta asumir la responsabilidad de los trabajos grupales, y poseo la facilidad de sopesar los intereses y necesidades de todos los involucrados con el fin de alcanzar un objetivo. Dentro de esta misma competencia rescato la atención que les brindo a las demás personas, tomando en cuenta sus preocupaciones, necesidades e intereses, pues es vital poder trabajar con las demás personas de manera efectiva, creando relaciones duraderas.

Considero que soy un profesional efectivo en la medida que logro establecer prioridades reales, que consigo optimizar todos los recursos disponibles para obtener un beneficio mayor. Si bien he alcanzado algunos de estos objetivos con poco tiempo de trabajar, estoy seguro que los meses siguientes brindarán las experiencias necesarias para seguir creciendo como persona y profesional. La clave de la efectividad es siempre buscar más, nuevas alternativas, nuevas oportunidades, ser competitivo, pero no olvidar a todas las personas que han permitido y hacen posible  la construcción de mi trayectoria profesional.  El equilibrio correcto entre las habilidades técnicas e interpersonales hace de cualquier persona un profesional envidiable, al ser capaz de trabajar en uno mismo y con los demás, simultáneamente.  

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Afilar la Sierra

De cara a la conclusión de este cuatrimestre y el final del 2013, son muchas las actividades y compromisos que requieren de nuestra completa dedicación y entrega, pues están en juego muchos trabajos finales, exposiciones, compras navideñas, reuniones con la familiares, entre otras actividades. Para los que acumulamos gran parte de los pendientes para el final, estas fechas suponen una gran inversión de esfuerzos, horas de sueño, y múltiples sacrificios para sacar adelante cada tarea. Tomarse un tiempo, hacer una pequeña pausa en el camino es fundamental para rendir a un 100%, porque aunque quisiéramos que el transcurso del tiempo nos otorgue una tregua, nuestro cuerpo, mente, corazón y alma siguen funcionando, de manera que no podemos descuidarlos. Me ha pasado en el trabajo, donde después de unos arduos días, lo único que uno quiere es despejarse y que llegue el fin de semana. Después de esta última clase, comprendo que muchas veces esto sucede por la vida monótona que llevamos; entre el trabajo y las asignaciones de la universidad no hay tiempo para muchas cosas que uno quisiera realizar, cumpliendo con las responsabilidades, pero descuidando nuestro bienestar. Es necesario encontrar un momento en nuestra agenda para hacer todas aquellas cosas que nos gusten y nos hagan crecer como personas, ya sea el deporte, la lectura, la oración, entre otros. Nutrir nuestro ser es tan importante como cualquiera de las otras actividades que tenemos programadas, pues “calentamos y estiramos” para un periodo de alto rendimiento.




A lo largo de los años he descubierto que el correr es una actividad que libera la tensión, el estrés, y permite refrescar el cuerpo y la mente después de un día de intensas actividades. He comprado la ropa deportiva, el calzado y hasta he realizado la programación de estos segmentos deportivos durante la semana, pero constantemente aparece una situación que me impide salir a correr, tanto así que se ha convertido en un deseo de ya varios meses. Ahora entiendo que hacer deporte no solo repercute en mi salud, pero influye directamente en mi desempeño en la universidad, o en el trabajo, pues tengo la oportunidad de cambiar de ambiente y descansar después un día muy demandante. Similarmente, armar rompecabezas en una actividad que no practico aún, pero me gustaría realizar con frecuencia, pues le permite a uno concentrarse en una tarea totalmente distinta, y ejercita el análisis y el pensamiento crítico. No me veo como una persona que arme rompecabezas todos los días, pero de encontrar el momento para sentarme y disfrutar de este hobbie, periódicamente, puedo incrementar mi bienestar, y por supuesto ser más efectivo.  Creo que uno es capaz de hacer todo lo que se proponga, pero es necesaria una buena planificación para hacer todo a su debido tiempo, y obtener los máximos resultados.
Sean Covey (2012) manifiesta que los cuatro principales ingredientes de un cuerpo sano son dormir bien, el descanso físico, buena nutrición y ejercicio adecuado. Convenientemente para la mayoría de las personas es natural el dormir, así como realizar numerosas actividades recreativas para descansar, pero en el caso de la nutrición es una historia muy distinta. Es importante encontrar un equilibrio en todas nuestras actividades, pues una mala alimentación puede afectar nuestras horas de sueño, así como impedirnos distintas actividades de ocio por una factura que nuestro mismo cuerpo nos está cobrando. Tal como se mencionaba en los primeros hábitos, es nuestra decisión cuidar nuestro propio cuerpo, pero también debemos poner primero lo primero, y comprender que si nuestro cuerpo, mente, alma o espíritu no funcionan, no podremos realizar aquellas actividades que llamamos “prioridades”.

Mi hermana me comentó que este hábito de Afilar la Sierra también aplica al ámbito profesional, pues uno puede actualizarse constantemente, con noticias e investigaciones de la actualidad, y así trabajar en nuestro crecimiento intelectual. Ella me comentaba que hay que luchar contra la pereza, contra esa sensación de comodidad que no nos permite salir de nuestra zona de confort a buscar nuevas oportunidades, nuevas capacitaciones, para poder satisfacer cada uno de nuestro roles efectivamente. 


Referencias:
Covey, S. (2006) Los 7 Hábito de los Adolescentes Altamente Efectivos. México: Debolsillo  

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Celebrar diferencias=sinergizar

La sexualidad es un proceso que se construye a lo largo de la vida. Es un proyecto personal, pero al mismo tiempo involucra la interacción con las demás personas para alcanzar un nivel óptimo de la misma. Este aprendizaje lo relaciono directamente con el hábito de sinergizar, pues es imposible celebrar las diferencias y optimizar las relaciones cuando existe la discriminación y el desprecio, tal como vimos esta semana, en materia sexual. Creo firmemente en el respeto de todas las personas, pues solo así es posible el crecimiento mutuo, el beneficio de todos.
La sexualidad es un aspecto que compete a todo ser humano, es un tema que se vive día a día, en todas las sociedades, generando gran cantidad de opiniones, reacciones y sentimientos encontrados. “La sexualidad abraza todos los aspectos de la persona humana, en la unidad de su cuerpo y su alma. Concierne particularmente a la afectividad, a la capacidad de amar y de procrear y, de manera más general, a la aptitud para establecer vínculos de comunión con otro”. El texto anterior, tomado del Catecismo de la Iglesia Católica, hace referencia a esa definición de sexualidad que trasciende lo físico, que se vive a un nivel emocional, y que consiste en la creación de relaciones positivas y duraderas que permitan el beneficio de ambas partes. Las diferencias no necesariamente deben ser compartidas o aceptadas, mas sí toleradas, respetadas para alcanzar un verdadero desarrollo.
Regresando a un plano más general de las relaciones humanas y cómo se pueden optimizar estas interacciones, es importante buscar soluciones que me beneficien tanto a mí como a las demás personas involucradas. Esta es una competencia urgente que debe desarrollarse en mi lugar de trabajo y en todos, ya que somos cientos los que, en teoría, trabajamos por un objetivo común: ayudar al cliente; sin embargo siempre existen esas personas que no están anuentes a los beneficios del trabajo colectivo y buscan utilizar su jerarquía para el éxito de unos pocos. Es necesario eliminar el pensamiento de beneficio propio, y empezar a considerar a las demás personas dentro de un crecimiento, donde todos pueden verse favorecidos. La necesidad anterior se ve plasmada cuando, por ejemplo, se ha determinado que la solución para un cliente es rebajar cierto monto de su factura, incluyendo a supervisores que no quieren participar del éxito mutuo, ya que el trabajo que tendrían que realizar excede al beneficio que obtendrían. Otro obstáculo que evita alcanzar la sinergia es el no recorrer la milla extra, al quedarse estático ante las situaciones de los demás y no buscar el trabajo en equipo, al no buscar caminos que lleven a todos a la efectividad, tal vez por diferencia de pensamiento, de valores, o en el peor de los casos por no querer dar un esfuerzo más.

Creo que mucho de lo que uno hace se ve reflejado en el trato que uno mismo recibe. Hay una ley básica de la vida, me comenta mi papá, dónde todo se devuelve, y más allá de preocuparse por lo que a uno le puede pasar, hay que buscar todas aquellas cosas buenas que yo pueda hacer por el simple hecho de agradar al otro, de ayudar al otro. Mi papá me dice que no existe mejor estrategia para alcanzar la sinergia que practicarla uno mismo, porque al final los beneficios que reciban las demás personas lo obtengo también yo, siempre que las cosas se hagan con las intenciones correctas. 

Referencias:
Iglesia Católica. (1992). "Hombre y Mujer Los Creó". En Catecismo de la Iglesia Católica (§2332). Librería Juan Pablo II.


miércoles, 27 de noviembre de 2013

Mauricio

“Todos somos iguales”, con esta frase resumo el aprendizaje de esta semana, pues tal como vimos en el video acerca de la isla de Mauricio, las diferencias nos enriquecen, y el verdadero éxito lo alcanzamos con la cooperación de las demás personas. No podemos “sinergizar” cuando no vemos a la persona de al lado como un aliado, cuando no colocamos nuestras diferencias a un lado y  nos concentramos en los puntos comunes. Es vital entender que los triunfos que alcanzamos en nuestra vida no son solo nuestros, y es imposible obtenerlos si trabajamos solos, si no valoramos las diferencias de los que nos rodean y cooperamos para alcanzar la victoria mutua.  No encuentro mejor lugar para aplicar esto que en el trabajo, pues lo que yo pueda obtener por mis propios esfuerzos, se triplica cuando busco trabajar con mis compañeros, y luchamos no por el éxito de uno, sino de todos.
Franklin Covey, en su libro los 7 Hábitos de los Adolescentes Altamente Efectivos comenta lo siguiente: “…se logra la sinergia cuando dos o más personas trabajan conjuntamente para crear un mejor solución de lo que ambos pudieran lograr por cuenta propia. No es tu forma o la mía, sino una mejor forma, una más elevada”. La definición es muy sencilla, y más cuando se explica en un video, pero el verdadero reto está en aplicarla, pues va más allá de querer trabajar con los demás, es celebrar las diferencias, tener una mente abierta, y constantemente hallar nuevas y mejores formas de trabajar. Es aquí donde reitero que la sinergia es posible solamente cuando nos consideramos todos iguales, nadie más, nadie menos, iguales. Me refiero a igualdad en condición de seres humanos, los mismos derechos, mas son las diferencias entre nosotros: sexo, etnia, ideología; que crean chispas de creatividad, oportunidades. Lo que no tengo yo, lo tiene el otro, y yo lo necesito; de la misma manera los demás también me necesitan, y en la medida que aprendamos a depender positiva y constructivamente de los demás, el cielo será el límite de nuestro éxito.
Nadie le llama discriminación a la acción de minimizar o apartar a otra persona por su condición socioeconómica, su sexo, o su etnia, porque hacerlo sería desafiar lo que la sociedad nos ha enseñado por tanto tiempo. Años han pasado, y lo que se sabía que estaba mal, se ha constituido en algo normal, en algo que todo el mundo hace, y ciegamente asumimos que es lo correcto. Vivimos en una sociedad egocéntrica, donde mis logros son míos y de nadie más, y donde mi éxito se construye sobre el fracaso del otro. Ciertamente nadie puede afirmar  que nunca ha sido perpetrador de un acto de discriminación, porque la verdadera lucha es no hacerlo, es ir contra corriente, contra lo que es aceptado por la sociedad a la que pertenecemos, por valorar a cada persona por lo que es, especialmente por lo que nos diferencia. La discriminación se encuentra tan arraigada, tan camuflada, que son solo ejercicios como estos los que nos hacen abrir los ojos, y darnos cuenta de una realidad injusta, miserable que tienen que vivir muchas personas, y nosotros simplemente no estamos haciendo nada; porque igual de malo es cometer el daño, como no hacer nada para detenerlo, estando consciente de su existencia. Hay estereotipos que eliminar, hay ideologías que desechar, hay estándares que desafiar; pues solo así alcanzaremos la igualdad de la que tanto hablamos.

El aprendizaje de esta semana lo compartí con mi mamá. Ella me comentó que durante su niñez vivió varios años en Líbano, ante una cultura incompatible con lo que llamamos la paz y democracia costarricense. Su papá falleció estando ella con sus hermanos en esta tierra extranjera, dejando a mi abuela con 4 hijos, todos pequeños, hablando español en un país árabe. Me explicó que vivieron en carne propia la discriminación por sexo, y étnica, cuando mi abuela lucho por meses en los juzgados para recuperar la herencia que les había sido robada, en una sociedad increíblemente machista. “Es de todos los días encontrarse con casos de discriminación, de todo tipo, sería imposible no hacerlo, pero es nuestro deber luchar por el respeto, por la igualdad como seres humanos”, me dijo. 

Referencias:

Covey, S. (2006) Los 7 Hábito de los Adolescentes Altamente Efectivos. México: Debolsillo  


miércoles, 20 de noviembre de 2013

Comunicación: Parte II

No importa si se trata de una entrevista, de una lectura en público, o una presentación frente a una audiencia, son muchos los elementos a considerar con el fin de que el mensaje que nosotros enviamos sea captado correctamente. Podemos tener total dominio acerca del tema que tratamos de comunicar, pero omitir las pausas a la hora de hablar, no utilizar la entonación y dicción adecuadas, una postura incorrecta, pueden reflejar todo lo contrario. Si bien expresar o comunicar un mensaje ante una audiencia suele ser mucho más complicado que en cualquier escenario casual, no podemos obviar los puntos que hacen del proceso comunicativo algo efectivo: dominio del tema a informar, estructurar el mensaje de una manera clara y ordenada, tener siempre en mente el público al cual se dirige el mensaje, cuidar el lenguaje no verbal así como el tono de voz y mostrar una actitud segura y serena. No existe una fórmula mágica que nos garantice el éxito en cada interacción, pero si podemos tener todos las bases cubiertas, para asegurar un óptimo desempeño.

 El documento llamado “Hablar bien en público y convencer a la audiencia” (2011), afirma que nadie puede negar que  expresarse con facilidad ante un público constituye una cualidad deseable y valiosa. La eficacia y el éxito con que se lleve a cabo este proceso de comunicación dependerán del entusiasmo que el expositor pueda despertar en los demás, y la precisión con que lo haga. Apoyado en este comentario, considero que más allá de un dominio total del tema, o eliminar la presencia de “muletillas”, es fundamental tomarse el tiempo para estructurar el mensaje, de manera que sea de interés para los oyentes, y cautive su atención. Al final, el objetivo es que las demás personas comprendan el mensaje y si tenemos a una audiencia concentrada e interesada, ya tenemos gran parte del éxito de la presentación garantizado.
Margaret Heffernan envía un mensaje muy claro: somos responsables tanto por lo que hacemos, como por lo que dejamos de hacer. Sin desplazarse mucho por el escenario, la oradora captura la atención de sus oyentes al mantener una postura firme, que inspira seguridad y seriedad, y además complementa con el movimiento de sus manos que dinamizan la presentación. Heffernan dirige su mensaje a personas con poder de cambio, que tienen la autoridad para intervenir activamente y generar situaciones positivas. Utiliza un lenguaje y vocabulario profesional, pero fácil de entender, e hila las ideas y temas presentados de forma clara y congruente, llamando la atención de la audiencia con casos de la vida real, para luego exponer su punto de vista. Sin duda alguna, la señora Heffernan cree firmemente en lo que dice, aspecto que se ve reflejado en su actitud y emociones, lo que considero que es el aspecto más deseado de cualquier orador, expresarse con pasión, convencido del propósito del mensaje.
 Me llamó mucho la atención como muchas personas, incluyéndome, evaden los conflictos por temor a la opinión de los demás, ya sea en una esfera personal, o en un ámbito donde se juega el bienestar de muchos otros. La señora Margaret dijo muy claramente, que no porque las cosas sean evidentes quiere decir que se vayan a tomar acciones al respecto, es necesaria la intervención de cada uno de nosotros si queremos un cambio, si queremos que las cosas sucedan. Esta misma idea fue la que compartí con mi mamá, en el marco de la comunicación, a lo que ella me respondió que no hay nada peor que una situación conflictiva con muchos espectadores que no están dispuestos a denunciar, a forzar un cambio, cuando tienen todas las herramientas para hacerlo. Me aclaró que hacer lo correcto muchas veces no genera el efecto social que deseamos, pero podemos estar seguros que hemos hecho todo lo que está a nuestro alcance para impulsar la verdad y el bien.      

Referencias

Hablar bien en público y convencer a la audiencia. (Spanish). (2011). Especial Directivos, (1539), 1-3.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Comunicación: primera parte


El ser humano vive comunicándose, pues esta es la base de nuestra existencia; mensajes van y mensajes vienen, y por más que queramos no podemos vivir sin transmitir nuestras ideas a los demás. Aspecto clave de este proceso es entender que las demás personas perciben más allá de lo que sale de nuestras bocas, interpretan nuestros gestos, nuestros ademanes, nuestras miradas, y todo junto constituye el mensaje que transmitimos.  Durante las últimas dos semanas, se ha convertido costumbre en el trabajo ofrecer a los clientes realizar sus transacciones por medio de la aplicación que  se desarrolló para dispositivos móviles, inclusive existe una premiación para aquellos que logren guiar al usuario por este medio. Vender una idea nunca había sido tan difícil, en cada oportunidad hay una excusa nueva: “ahorita no tengo tiempo”, “voy manejando”, entre otras; sin embargo durante esta clase aprendí que el sentido del mensaje que se desea transmitir debe plasmarse al final de la oración, de esta manera uno se asegura que la persona asimile lo que uno está diciendo; así, cierro la oferta de la aplicación recalcando su facilidad y los largos tiempos de espera que se ahorran los clientes al utilizarla. Hasta ahora está dando buenos resultados.  

Durante clase se comentó acerca de los seis elementos, o cualidades que deben utilizarse para una comunicación asertiva. El tema se enfocó en nosotros como emisores del mensaje, no obstante no se pueden dejar de lado los rasgos de un receptor efectivo. Sean Covey (2009) menciona las cuatro cosas que no se deben hacer cuando se escucha a otra persona, entre ellas afirma que distraerse está prohibido, no podemos estar sumidos en nuestros propios pensamientos cuando interactuamos con alguien, pues se pierde el “nosotros” y se convierte en un “yo”. Esto mismo sucede cuando se finge escuchar, seguimos en lo nuestro sin prestar atención a lo que se nos comunica. Covey también destaca el escuchar selectivamente  y escuchar de forma egocéntrica diezma el proceso de comunicación, evitando que tanto nosotros como las otras personas podamos beneficiarnos y enriquecernos del proceso de comunicación. Parte de este hábito 5 es aprender a escuchar, a comprender para luego ser nosotros los que comunicamos.

En mi casa siempre hemos acostumbrado contarnos entre nosotros cómo fue nuestro día, qué hicimos, qué situación se nos presentó, o simplemente mencionar que fue un día similar a los demás. Siempre me han criticado que no profundizo en los detalles, o que hablo de aspectos personales muy por encima. No hay manera de refutar eso, en efecto soy una persona reservada, sin embargo hay día en los que sí necesito conversar, recibir un consejo, o simplemente compartir lo que estoy viviendo. En general, cuando me comunico lo hago con claridad, voy directo al grano sin dar muchas “vueltas”, también soy una persona que estructura todo en su mente antes de decirlo, que si bien puede afectar la espontaneidad,  me ha salvado de decir muchos comentarios inadecuados. Día a día, escucho cosas con las cuales no estoy de acuerdo, generalmente le hago saber a la otra persona mi disconformidad, sin embargo trato apreciar y valorar todos los puntos de vista de las demás personas, pero todavía hay mucho que trabajar para evitar escuchar de forma egocéntrica. Al final, uno tiene que expresar interés y aprecio por lo que dicen las demás personas, uno nunca sabe qué pueden estar pasando los demás, y lo que una sonrisa, un comentario acertado, unas palabras de aliento pueden generar en este emisor. Este considero que es el valor de la escucha empática, demostrar que escuchamos a las demás personas de la misma manera como quisiéramos que los demás reciban nuestro mensaje.

Mi amigo Mauricio, trabaja en construcción, igual que mi papá. El me mencionaba que al venderles soluciones a los clientes, soluciones podrían originar una oportunidad de trabajo, es indispensable transmitir un mensaje central claro, asegurarse de utilizar las palabras adecuadas, el tono adecuado, y sobre todas las cosas, estar seguro y convencido del mensaje que se transmite. Nadie  va a creer lo que tenemos que decir si nosotros mismos no lo hacemos, nadie se va a apropiar de nuestros comentarios si no reflejamos seguridad con nuestra postura, nadie nos va a tomar en serio si nuestras emociones no van acorde a lo que sale de nuestra boca. Vivimos comunicándonos, tenemos que hacerlos bien, pues es algo que hacemos y necesitamos todos los días.

Referencias:
Covey, S. (2006) Los 7 Hábito de los Adolescentes Altamente Efectivos. México: Debolsillo  
 
 

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Ganar-Ganar


Sin lugar a duda, la aplicación del Hábito 4: Pensar Ganar-Ganar presenta una complejidad mucho mayor, a la hora de utilizarlo, en comparación con los demás hábitos aprendidos; pues la sociedad nos enseña precisamente lo contrario, la vida es una carrera y en toda situación en la que uno no gane, pierde. Se resalta mucho la individualidad, los logros alcanzados son míos y de nadie más, y la razón de mi victoria es producto de arrebatársela a alguien más. En pocas palabras se nos presenta un panorama muy cerrado, perder-perder es inadmisible, ganar-perder es lo ordinario y ganar-ganar un imposible. Sin embargo, el contenido de esta semana esclarece que en todas nuestras relaciones la cooperación mutua, el ser valiente y considerado al mismo tiempo, el ver cada situación no como un yo, sino como un nosotros; es no solo alcanzable, sino también deseable. Aplicado en mi trabajo, comprendo que no es el camino más fácil, pero sí el que genera resultados valiosos y duraderos. Se resume en preguntarse en cada situación ¿cómo gano yo? y más importante: ¿cómo hago para que ganen los demás?


Generalmente pensamos que los beneficios en una relación son excluyentes, o tú o yo. Razón por la cual desaprovechamos, o desperdiciamos importantes relaciones en la vida por una concepción egoísta. Sean Covey plantea un hábito, una costumbre donde el pensamiento es “yo puedo ganar, y tú también. No es solo tú o yo, sino ambos”.   Además, aclara que el pensar ganar-ganar es “el fundamento para llevarse bien con los demás, que comienza con la creencia de que todos somos iguales, de que nadie es inferior o superior a los demás, y que en realidad nadie necesita serlo” (Covey, 2006). Como mencionaba al inicio, este hábito, hasta el momento, es el más difícil de todos, pues supone renunciar a esa zona de confort, y empezar a pensar en los demás, en lo que a ellos les interesa y les beneficia. Lo entendí mejor con el ejemplo de una madre embarazada, al recibir la noticia ya no busca solo lo que le hace bien a ella, sino lo que beneficia a los dos.

Durante una charla vocacional enfocada a aspirantes de una carrera musical, el panelista expuso el sacrificio que conlleva dedicarse a las artes, las 8 horas de sueño pasan a ser un pensamiento bonito nada más, y todas las salidas durante y el fin de semana serían con mi buen amigo el saxofón, en mi caso. En estas situaciones uno siempre piensa que la gente es exagerada, pero hubo una frase que me llamó fuertemente la atención: “mientras usted duerme, hay alguien más practicando”. Si bien denota el compromiso y perseverancia que hay que tener con las metas y los sueños, supone también que el éxito se alcanza siendo el mejor, y esto significa estar por encima de los demás. Después de unos minutos de pensamiento, tratando de encontrar este equilibrio ganar-ganar en un ámbito musical, entré en razón al considerar que no hay nada más diverso que el campo artístico, y la ejecución musical que yo tengo, no la tiene nadie más, y viceversa. Esta es la mina de oro de la música, poder apreciar el talento de los demás al no verlos como competencia, o como las personas que me pueden quitar una esperada beca, sino como fuentes de aprendizaje, de donde nos podemos beneficiar ambos. Al final, es creer que los éxitos de otras personas son míos también, si logro aprender de ellas, valorando tanto lo que ellos como yo tenemos para ofrecer.

Comentaba con mi papá este pensamiento de ganar-ganar, ya que él, por la naturaleza de su trabajo de ingeniería civil, se relaciona con un sinnúmero de personas diariamente. Me manifestó que las relaciones con contratistas y trabajadores son muy complicadas, hay que presionar e insistir para poder cumplir con los plazos establecidos, o rechazar trabajos que no cumplen con los pedidos del cliente, que si bien puede reducirse a “no lo hizo bien, no se le paga”, se busca conciliar, llegar a un punto común donde se consiga un trabajo terminado para el cliente y el bienestar de los trabajadores. “La clave de un buen equipo de trabajo es crear valor con todos los involucrados, entender que tanto ellos como yo tenemos un objetivo, y todos debemos salir beneficiados”, me manifestó.

Referencias:
Covey, S. (2006) Los 7 Hábito de los Adolescentes Altamente Efectivos. México: Debolsillo  

miércoles, 30 de octubre de 2013

Poner primero lo primero


La planificación nunca ha sido una tarea sencilla, especialmente cuando tenemos que sacrificar aquellas cosas que nos gustan, pero que al final del día  resultan no ser tan importantes. El uso adecuado del tiempo es sin duda, un aspecto fundamental de la efectividad, pues podemos enfocar todos nuestros esfuerzos en aquellas cosas que verdaderamente valen la pena y contribuyen a nuestra misión, valores y metas de alta prioridad. Día a día se nos presentan un sinnúmero de actividades y situaciones que debemos clasificar como urgentes, no urgentes, importantes y no importantes. La aparición de situaciones de crisis se sale de nuestro círculo de control, así como todas aquellas cosas que suponen ser transcendentales cuando no lo son. La efectividad descansa en la habilidad de planificar todo lo que sea importante, para así evitar sobrecargar los cuadrantes I y III, encontrando en medio de todas nuestras responsabilidades, un espacio para el ocio y recreo personal. Todo esto lo logro identificar en mi vida universitaria, pues yo escojo cuando realizar tareas y trabajos, y entre más lo postergue sin causa justa, más sacrifico el tiempo con mi familia, con mis amigos, o el hacer las cosas que me gustan.

Al intentar aplicar este tercer hábito, el verdadero reto lo he encontrado en comprender que simplemente no es posible hacerlo todo, hay que diferenciar las cosas que son realmente importantes de lo que se debe posponer, bajo la consigna de que pasará a ser importante y apremiante en corto tiempo; y la categoría de todo aquello que no vale la pena y por ende se debe descartar. Usualmente es clara esta distinción, pero en ocasiones vivimos en engaño y le damos importancia a cosas que no lo tienen, como correos electrónicos que aparentan requerir atención inmediata, o simplemente cumplir con una petición de un amigo o familiar. Sean Covey, en su libro los 7 Hábitos de los Adolescentes Altamente Efectivos hace referencia a una frase de Bill Cosby que me llamó poderosamente la atención: “No conozco la llave del éxito, pero la llave del fracaso es intentar agradar a todos”. Covey afirma que para evitar la reputación de querer complacer a todos, la falta de disciplina, sentir que uno es la alfombra de los demás -productos de vivir en este tercer cuadrante-, es necesario priorizar y hacer de la disciplina un hábito diario, para así quedar bien ante las otras personas y con nosotros mismos. Nunca falta una oportunidad en el trabajo donde nos piden un favor, que tenemos que aprender a rechazar si interfiere con las actividades que ya tenemos planeadas, que nos impedirán realizar esta petición con excelencia.

He identificado tres roles en vida: trabajador, estudiante y miembro de familia. Cada uno presenta compromisos y metas muy variadas, por lo que la correcta distribución del tiempo en estos aspectos es fundamental. En el trabajo tengo responsabilidades claras, debo de llegar a tiempo, mantenerme dentro de las métricas establecidas, cumplir con un código de conducta y vestimenta, entre otros encargos. Ante esta realidad, planteo una meta sencilla pero retadora, mantener números por encima del promedio, y así ser efectivo en mi trabajo. En contraste, mi vida como estudiante y miembro de familia presenta obligaciones irrenunciables, y que son indispensables para mi desarrollo como persona. Hablo de mi relación con mi familia, por ejemplo, el tiempo que paso con ellos, que para mí es una realidad por encima de todas las demás, porque a diferencia del trabajo y la universidad, la familia no tiene un carácter pasajero, y es sustento y energía para las demás actividades. Sin duda alguna, en cada uno de estos roles es indispensable el trato cordial, el compañerismo, el respeto y la honestidad, para así obtener el máximo beneficio y desempeño de cada tarea.

Mi hermana me comentó que hay que tener una verdad muy clara, y es lo que describía en los párrafos anteriores, no podemos hacerlo todo, pero si manejamos bien nuestro tiempo, si separamos las cosas importantes de todo lo demás, si dejamos de lado el ocio y actividades sin sentido con miras en un bien mayor, podremos realizar un mayor número de actividades significativas, con un verdadero propósito y contribución para nuestra misión personal. La clave para esto, mencionaba Erika, es el transcurso del tiempo, precisamente aprender de los errores, de aquello que no administré bien, para obtener el máximo provecho en un futuro, para ser altamente efectivo en una segunda ocasión.
 
Referencias:
Covey, S. (2006) Los 7 Hábito de los Adolescentes Altamente Efectivos. México: Debolsillo  
 

miércoles, 23 de octubre de 2013

Fin en mente




En mi curso de mercadeo, nos enseñaban que la misión y la visión de una empresa son pilares fundamentales para el crecimiento y desarrollo de la misma. En muchas ocasiones, formular estos enunciados es una tarea que se toma a la ligera, las empresas creen que no tienen tiempo para redactar un pensamiento bonito que se vea bien en la página web. Sin embargo, la misión responde a ¿cuál es nuestro negocio?, y la visión ¿a dónde queremos llegar?, que si se tienen claras, son el eje central de la estrategia que lleva al éxito de una compañía. No es diferente con nosotros mismos, si entendemos quiénes somos, tenemos claro qué sueños y metas queremos llegar a alcanzar. Para establecer nuestra misión y visión personal, tenemos que vivir el hábito 1: somos responsables de nuestro destino, para así diseñar la estrategia que nos llevará a nuestra realización personal. Si bien es un principio del aspecto global de nuestras vidas, también es aplicable en cada actividad que realizamos. Esta semana lo pude ver en el trabajo, mi objetivo es tener un excelente rendimiento en mis labores, pero es difícil alcanzarlo si no concreto un plan de acción. Ahora tengo la misión clara, alcanzar todas las métricas establecidas por la compañía. Cuando hay un norte, es más fácil llegar a lo que quiero ser. No podemos tocar todas las puertas sin saber a dónde vamos, no podemos tomar todas las oportunidades que se presenten si no sabemos que provecho vamos a obtener de ellas, no podemos vivir nuestra vida sin el fin en mente.


Nuevamente aprovecho las palabras de Sean Covey para profundizar el aprendizaje de la semana. Covey (2006) comenta que comenzar con el fin en la mente es simplemente pensar más allá del día de hoy, y decidir qué dirección se le quiere dar a la vida, para que cada paso que se dé, sea en la dirección correcta.  Me llama especialmente la atención esta última parte, puesto que si uno tiene claro a dónde quiere llegar, no hay paso en falso que nos vaya a sacar de nuestro camino. Seguramente hay desvíos constantes de nuestro objetivo, pero siempre lograremos ubicarnos cuando creemos que los dueños de nuestras vidas somos nosotros mismos, y luchamos sin desmayo por alcanzar las metas que nos hemos propuesto. El ayer es historia y el mañana es un misterio, más aún tenemos que vivir cada día pensando en el mañana. De esta manera, podemos tomar las decisiones pertinentes, que nos acercan cada vez más a nuestros objetivos. Rescato un diálogo de la película “Alicia en el país de las Maravillas” que representa muy bien el contenido de esta entrada.


-          ¿Podría, por favor, decirme cómo salir de aquí?

-          Eso depende mucho de a dónde quieras ir –respondió el gato.

-          No me importa a dónde –dijo Alicia.

-          Entonces, no importa hacia dónde vayas –repuso el gato.


Después de escuchar la conferencia de Patrick Awuah, queda claro que el fracaso no es una opción cuando se trata de nuestros propósitos. Él mismo lo mencionó en varias ocasiones, aunque parecía misión imposible, con esfuerzo y determinación se logra sacar la tarea. Awuah cree y enseña, que no es posible alcanzar la perfección, pero si se intenta, se consigue la excelencia. Esto es la clave del liderazgo, asumir el papel que nos corresponde en la sociedad, y no conformarnos con menos. Tenemos que entender que somos responsables de los privilegios que hemos obtenido; somos, tal como explica Awuah, los guardianes de nuestra sociedad, y un pueblo entero sufre cuando no realizamos nuestro trabajo. Comparto que esto solo es posible cuando creemos que el ser líderes es servir a la humanidad, y vemos esto como un privilegio. Patrick Awuah se plantea una misión clara, transformar al pueblo y la zona donde creció; busca que todos puedan vivir la libertad que él experimentó, este aire de frescura tal como explica. Es una misión que se apoya en los valores, que hacen que el conferencista quiera algo mejor para un pueblo del cual él no ha sido parte por años. En respuesta a esto, renuncia a las comodidades de Seattle simplemente porque buscó cambiar el concepto de liderazgo. Después de escuchar la conferencia, se refuerza en mí un tema que hablamos en la clase pasada: no existe sacrificio cuando el objetivo es claro y deseado. Patrick Awuah dejó su comodidad, su trabajo, la seguridad de su familia para regresar a un pueblo del cual pudo olvidarse, pero simplemente no soportó quedarse callado ante la maravillosa verdad que experimentó.


Mi cuñado ve la planificación como un recurso fundamental para obtener buenos resultados. Si no diseña su día y distribuye sus esfuerzos, rápidamente se ve absorbido por las múltiples tareas pendientes.  Randall cree que tan solo unos cuantos minutos al iniciar el día pueden ahorrar muchas frustraciones, y energías enfocadas de manera errónea. Le pregunté si él aplica este día a día en su ámbito personal de la misma manera que lo hace con el laboral, me comentó que si bien le ha costado un poco más fijarse un objetivo claro como persona, tiene claro quién es, y más importante a dónde quiere llegar; con certeza afirma que el trabajo que tiene, así como su matrimonio y cada aspecto de su vida, están orientados hacia su objetivo final, ser feliz.   

Referencias:
Covey, S. (2006) Los 7 Hábito de los Adolescentes Altamente Efectivos. México: Debolsillo  

miércoles, 16 de octubre de 2013

Ser proactivo


Ser proactivo es tomar responsabilidad de cada una de nuestras elecciones. Si bien es un enunciado sencillo de entender, implica mucho más de lo que parece a simple vista, es ser capaz de tomar las decisiones correctas ante cualquier situación que se nos presente. Nos hemos acostumbrado, como regla general, a responder reactivamente ante situaciones negativas, fácilmente nos dejamos llevar por las emociones, por el primer pensamiento que atrape nuestra atención. Sin embargo, la clave de la pro actividad es agregar un paso más entre el estímulo que recibimos y la respuesta que tomamos, es complementar con la libertad de elegir. Nunca falta el día en que situaciones del trabajo o universidad nos llevan al límite, deseando tirar todo por la borda, y llevando con nosotros todo aquel que se interponga en nuestro camino. Es precisamente en estos casos donde podemos hacer un alto en el camino, valorar la magnitud de las consecuencias de nuestras acciones y tomar una elección; asumiendo sus consecuencias.

Tomar el espacio para analizar las posibles repercusiones de nuestros actos da pie a un análisis muy importante, las cosas o situaciones que podemos controlar, y todas las demás que simplemente generan ruido en nuestras mentes. Sean Covey, en su libro Los 7 Hábitos de los Jóvenes Altamente Efectivos, plantea un concepto de pro actividad muy poderoso, que me impactó al momento que analicé todas aquellas situaciones, que por una u otra razón, fui yo el que elegí reaccionar de esa manera. Covey (2003) comenta: “Yo soy la fuerza, yo soy el capitán de mi vida. Puedo elegir mi actitud. Soy responsable de mi propia felicidad o infelicidad. Yo estoy en el asiento del conductor de mi destino y no soy sólo un pasajero”. Después de leer esa frase de Covey, ya no existe el “no fue mi culpa”, “eso no me toca”, “qué podía hacer”. Soy lo que soy, o no soy lo que quisiera ser, gracias a las decisiones que he tomado. Claro está que solo dominando la forma en que reacciono ante las diversas y creativas realidades que presenta la vida, podré alcanzar la victoria en mis pensamientos, emociones, en mi vida privada.


Círculo de Preocupación
Círculo de influencia
Aporte de compañeros en trabajos en grupo
Desempeño en la universidad
Respuesta de clientes ante el servicio que les brindo
Calidad con la que realizo mi trabajo
Problemas en familiares o amigos
Apoyo y consejo
Forma de actuar de los demás
Ser respetuoso y comprensivo
Enfermedades
Cuidado de uno mismo y descanso

 

El identificar aspectos y situaciones que puedo y no controlar es una tarea difícil, especialmente cuando, a raíz de una percepción de las cosas que creo poder resolver, he cometido muchos errores. Para lograr el listado me planteé la siguiente pregunta ¿cuáles son las cosas que más me inquietan o preocupan de mi vida diaria? Partiendo de ahí, logré separar aquellas cosas de las cuales tengo un control nulo, y de las cuales tengo la capacidad de tomar el timón y trazar mi destino. Este es el caso de los proyectos en grupo, tanto en el trabajo como en la universidad; puedo controlar mi desempeño, la parte de mi trabajo, pero por más que quiera no puedo intervenir en el accionar de los que me rodean. Ante esta situaciones he aprendido que a uno le toca dar lo mejor, el máximo esfuerzo, y los buenos resultados vendrán por añadidura. Lo mismo sucede con los clientes que atiendo cada día. Puedo darles el mejor servicio al cliente que existe en este planeta –aspecto que puedo controlar- , mas nada puedo hacer ante una mala reacción de ellos, cuando yo he dado lo mejor.  No puedo dejar de lado las enfermedades, aspecto que me da pavor. No puedo hacer nada con respecto a los virus y gérmenes presentes en el aire, pero sí puedo mantener una dieta saludable, y no exponerme a estos enemigos invisibles. Sin duda es más difícil identificar el círculo de preocupación e influencia en aquellas cosas  importantes para nosotros, que toman los primeros lugares en nuestra lista de prioridades, puesto que es ardua tarea separar el aspecto emocional de la realidad que estamos viviendo. Esto pasa cuando algún familiar o amigo cercano tiene un problema, nos gustaría involucrarnos de lleno y resolver la situación de una vez por todas, pero tenemos que tener presente que ser fuente de apoyo y consejo es lo único que nos toca.    

Una vez más, comento con mi mamá el contenido aprendido que me ha capturado a través de la semana. ¿Cuántas veces he decidido sentirme mal, agobiado, o he tomado malas decisiones simplemente por no detenerme y decir: puedo reaccionar distinto? Sin duda que el hábito de ser pro activo es el más importante de todos, es como menciona Covey: “viajar en el asiento del conductor de nuestro destino”. Mi mamá me comentaba que no siempre las decisiones son blanco y negro, muchas de las veces no se sabe cuál opción es la correcta y solo podemos confiarnos en dar el mejor esfuerzo en cada situación que se nos presente, y tener bien claro cuáles son las consecuencias de nuestras acciones; y más importante aún, si estamos dispuestos a pagarlas.


 Referencias:
Covey, S. (2006) Los 7 Hábito de los Adolescentes Altamente Efectivos. México: Debolsillo  

domingo, 6 de octubre de 2013

Entrada #3: Paradigmas


La clase de esta semana fue la introducción al contenido de los 7 Hábitos de las Personas Altamente Efectivas.  El concepto de paradigmas capturó mi atención durante toda la clase y los días posteriores a ésta, puesto que la forma en la que percibimos, comprendemos e interpretamos todo lo que nos rodea afecta directamente la manera en que pensamos y nos comportamos. Si bien estos paradigmas son una construcción diaria, influenciados por nuestras vivencias familiares, valores y creencias; debemos luchar cada día para que la forma en la que vemos lo que nos rodea sea beneficiosa no sólo para nosotros mismos, sino para toda una colectividad. Más allá de solo la percepción, las dos horas del miércoles aclararon que el verdadero cambio empieza en nosotros mismos, para así impactar las actitudes y acciones de los demás. Este último aspecto lo considero especialmente valioso para la vida laboral y social, ya que día a día nos encontramos con personas muy distintas, que no comparten muchos de nuestros ideales. Sin embargo, antes de juzgar, debemos ajustar todo aquello dentro de nosotros que no nos permita obtener el máximo beneficio de cada experiencia, de cada relación. En fin, el camino a la efectividad se comienza con cambios en nosotros mismos, pasando de la dependencia a la independencia, para así llegar a la interdependencia, el beneficio de todos.
Sean Covey, en su libro “Los 7 Hábitos de los Adolescentes Altamente Efectivos” explica una definición de paradigmas muy similar a la vista en clase, no obstante hace la salvedad de que frecuentemente la forma en que vemos lo que nos rodea no es acertada. En efecto, construimos nuestras percepciones de las experiencias vividas, e influenciados por aquellos cercanos a nosotros. “Lo que ves es lo que obtienes”, de esta frase de Covey desprendo un llamado a transformar y reconstruir los anteojos con los que vemos la vida. ¡No sabemos de lo que nos estamos perdiendo por estar enredados en nuestros paradigmas! Inconscientemente podemos alterar el curso de nuestras vidas para mal, podemos perder una relación valiosa, simplemente por no ver con otros ojos.
Nuevamente rescato el hecho de que nuestros paradigmas están influenciados y construidos en lo que vivimos. Asumo que debido a esto son las opiniones, en algunas áreas opuestas, que recopilé de mis padres, mayores de cincuenta años, y mi hermana, menor de 25. La pregunta que les propuse a mis padres fue ¿cuáles son los valores del ser costarricense?  Inmediatamente destacaron la alegría y el ser servicial, así como el gran nivel educativo que caracteriza a los “ticos”, y que se plasma en nuestras decisiones cotidianas. No terminaron la oración antes de preguntar: “¿se pueden antivalores?”. De esta área destacaron que el costarricense, en su mayoría, es laxo. No busca dar la milla extra, es impuntual y se conforma con lo mínimo. Me hablaron de sus experiencias con las instituciones del gobierno, dónde pasan días antes de tomar la decisión de actuar, o en la empresa privada, dónde todo es imposible si excede las obligaciones del funcionario.   Sin más, me plantearon una realidad en la que estamos a la defensiva, muy diferente a lo que percibe mi hermana. A ella le amplié la pregunta a ¿cuáles son las características de los ticos? Destacó el gran talento y capacidad que tenemos en el deporte, y especialmente en el ámbito artístico. Ella ve al costarricense como una persona determinada, que busca y consigue lo que quiere, que vive cada día con gozo y esperanza. Al mismo tiempo, coincidió con la mala costumbre de la pereza y la “serruchadera de pisos” en que vivimos, no obstante se enfocó en los aspectos positivos, en los valores. Claramente la diferencia de opiniones se debe a los 25 años de trabajos, experiencias y contactos que separan a mis papás de mi hermana, mas yo tiendo a opinar  como mis padres. En estos meses que he estado trabajando, me he dado cuenta como la ley del mínimo esfuerzo es la solución para el día a día, como la puntualidad es una virtud olvidada. Sin embargo, comparto que el costarricense siempre ve el lado positivo de las cosas, y cuando no es así, encuentra la forma más remota para crear burla y chota, con el fin de alegrar un poco el panorama. Ahora que estoy escribiendo este ejercicio, me doy cuenta de lo parcializado que se encuentra mi punto de vista con respecto a los antivalores de los costarricenses. En pocas palabras he clasificado de irresponsables a toda una población, tomando como referencia la experiencia de mi trabajo, que según mi curso de Investigación de Mercados es una muestra no representativa. Espero que con el pasar de los días, pueda construir un paradigma más fiel a la realidad en la que vivo.
Le comenté a mi madre el aprendizaje de esta semana, y lo enfoqué especialmente en la frase de Covey “lo que ves es lo que obtienes”. Ella me comentaba que producto de un mal paradigma, uno puede ser víctima, o victimario de muchas injusticias y estereotipos, que hacen que nuestros días sean más difíciles de llevar.  Al momento de mencionar esta información, me dijo que sin duda ha cometido muchos errores producto de la forma cómo aprecia las cosas, sin embargo los años le han enseñado que ante un paradigma erróneo, el antídoto perfecto es poner a los demás antes que uno, y estar dispuesto al cambio constante, a la transformación interior, para así actualizar no solo lo que vemos, sino lo que pensamos y sentimos. 

Referencias
Covey, S. (2006) Los 7 Hábito de los Adolescentes Altamente Efectivos. México: Debolsillo  

domingo, 29 de septiembre de 2013

Entrada #2

Primera Parte

Construcción de carrera, con estas tres palabras resumiría el contenido de la clase de esta semana. Se enfatizó en que cada situación, ya sea positiva o negativa, es provechosa, y es nuestra tarea aprender de las derrotas de la misma manera como disfrutamos de nuestros triunfos. Solo de esta manera podemos encarar al sinnúmero de situaciones que nos presenta la vida. Si bien lo enfocamos en la carrera vocacional, pues esta es nuestra realidad inmediata, aprendí que demos aprovechar y aprender de cada circunstancia para poder realizarnos como estudiantes, profesionales y como personas.  Es difícil beneficiarse de los errores para seguir creciendo, especialmente cuando queremos dejar ese fracaso atrás, olvidar y seguir adelante. Durante la semana de esta clase, me tocó vivir en carne propia lo que habíamos estado discutiendo; aprendí  que de los errores inconscientes, por más frustrantes que sean, también se aprende. Así, al levantarse después de cada caída, se está más cerca de la meta.

Segunda parte

Paul Hartung y Linda Subich, en el documento “Developing Self in Work and Carrer” (2011) ejemplifican muy bien lo que comentaba en el párrafo anterior. La construcción de uno mismo es un proceso continuo, dinámico y reflexivo, que nunca termina.  Hay que organizar, sintetizar, integrar y reflexionar  nuestra trayectoria, para así planear nuestro futuro. No se trata solo de vivir, sino de aprovechar cada experiencia al máximo, y entender que cada una de ellas nos hacen más fuertes, más aptos para alcanzar nuestro objetivo. Al final, buscamos estar preparados contra cualquier situación que se nos presente en el camino, pero solo evaluando nuestro pasado y nuestras acciones, podemos tener soluciones creativas para cada “sorpresa” en nuestra vida, en otras palabras, ser más efectivos.

Tercera parte

La mejor forma de evaluarse a uno mismo es cuantitativamente.  Con respecto al primer hábito, con un 86% entro en la categoría de proactivo, sin embargo  no creo al 100% que tengo control de mi vida, y muchas veces enfoco mis esfuerzos en cosas de las cuales no lo tengo. Hay una clara necesidad de transformar debilidades en fortalezas, para así poder creer que tengo el control de todo lo que hago, de mi vida.
Si bien tengo claro a dónde quiero llegar, tengo que evitar “acostumbrarme” a cada semana. Todos los días, aunque haga lo mismo, son diferentes. Dependiendo de la planificación que haga de los siguientes siete días, así será mi rendimiento. En general, no permito que circunstancias ajenas a mí, afecten mi destino.
Es difícil, darle toda la importancia a las cosas que sí se la merecen. Fácilmente nos dejamos distraer, y esa es un área en la cual debo trabajar. Si bien puede significar un sacrificio momentáneo, los resultados son mucho más valiosos y provechosos que cualquier distracción.
Algo que he aprendido es que no estamos solos, dependemos de los demás para poder alcanzar nuestras metas. El verdadero objetivo es que todos nos beneficiemos del trabajo en equipo. Hasta ahora he entendido que es importante poder ser el apoyo para otras personas,  porque en un futuro he de necesitar de ellas también. Todo esto se ve reflejado en los resultados del apartado “Pensar ganar-ganar”.  Asimismo, es imposible ser soporte y ayuda para otros cuando no buscamos entenderlos. Si bien estoy dentro de los parámetros normales, todavía tengo mucho que trabajar, para buscar entender, antes de ser entendido.
A pesar de que me gusta relacionarme con las demás personas,  un 60% en la categoría de alentar a otros a expresar su opinión demuestra que debo enfocarme en el hábito de la cooperación mutua. En efecto, en muchas oportunidades no busco conocer la opinión de las demás personas, no porque yo me vaya a ver afectado, sino por un temor a que, en general, se afecte la relación.
Me gusta y me interesa mejorar mis habilidades, hacer de cada experiencia algo provechoso, pues es muy frustrante volver la mirada atrás y encontrar muchas cosas que pude haber hecho diferente, en contraste con sentirme satisfecho de mi desempeño. Es importante hacer un alto en el camino, para evaluarse como persona y así fortalecer mi cuerpo, mente  y corazón.
En general, la pre-evaluación propuesta se asemeja mucho a mi realidad actual. Aspecto que considero muy positivo, puesto que tengo claro cuales áreas debo mejorar, para así ser más efectivo. De lo que respecta a la matriz del tiempo, me llama la atención que en el cuadrante IV, no urgente-no importante, tengo un 6%. A plena vista parece algo positivo, sin embargo debo tener cuidado con aquellas cosas, o situaciones que no son urgentes, pero sí importantes. Espero que a través del curso pueda diferenciarlas bien, para así obtener el mejor provecho del manejo de mi tiempo. 

Cuarta parte


Compartí con mi mamá el aprendizaje de esta semana. Ella me expresó que la construcción de carrera es un proceso continuo, en su caso, ella cambió de odontología a administración de negocios. Me enfatizó que el temor al fracaso, a la falta de oportunidades de trabajo, así como la mala influencia de las personas cercanas a uno, son las peores herramientas para hacer una decisión vocacional. Hay que estar dispuesto a nuevas oportunidad, a nuevos caminos, entendiendo que un cambio de carrera, o en la orientación de nuestros esfuerzos, no es un fracaso, es una oportunidad. 

Referencias
  • Hartung P. & Subich, Linda. (2011). Developing Self in Work and Career: Concepts, Cases and Context. Washington: American Psychological Association  

domingo, 22 de septiembre de 2013

Presentación

A mis 18 años, de cara a una decisión vocacional, me he dado cuenta que optar por una carrera no es como escoger entre blanco y negro. ¿Cómo saber qué es lo que a uno realmente le apasiona y más aún, si lo que hoy es mi anhelo, prevalecerá a través del tiempo? 
Si nos dejamos guiar por nuestro raciocinio podemos llegar a enterrar nuestros anhelos por temor, confusión, o por creer ilusamente que estamos haciendo lo correcto. Si nos dejamos guiar por el corazón, no ha de pasar mucho tiempo antes de necesitar poner los pies sobre la tierra. Al día de hoy llevo dos semanas de clases, y creo que he encontrado el equilibro adecuado en la carrera de Publicidad. El publicista es una persona muy poderosa, y si bien puede inducir a error a muchas personas, también puede cambiar sus vidas por completo. Me tomó un tiempo identificarme con la publicidad, especialmente porque mi pasión es la música. He tocado saxofón desde hace varios años, y durante estos últimos meses he luchado por caminar hacia un título en Producción Musical e Ingeniería de Sonido. Hoy entiendo que todavía no es el momento, pero con certeza puedo decir que la Publicidad y la Música se van a complementar de maravilla. Al final, la mayoría de las campañas publicitarias pasan por un proceso de Producción Musical e Ingeniería de Sonido. 

Fue precisamente en esta búsqueda de carrera donde encontré el trabajo que tengo actualmente. Gracias a Dios, logré la admisión a Berklee College of Music, sin embargo me faltaban los fondos para poder asistir. Llevo casi tres meses en SYKES, compañía que brinda servicios a empresas como AT&T, lo que considero es uno de los mejores trabajos que pude conseguir, queda en Moravia, a la vuelta de la casa y me lograron ajustar el horario para poder ir a la universidad. Ha sido una experiencia muy provechosa, porque a pesar de ser una tarea sencilla, hay días que es muy retadora, y la única forma de evitar la monotonía es creer que en cada llamada uno está ayudando a los demás. Al mismo tiempo, es un trabajo entretenido, puesto que uno nunca sabe quién está del otro lado del teléfono. He atendido gritones, cascarrabias, y personas terriblemente amargadas, pero la mayoría de las veces son amenas y simpáticas, que sin conocer más que mi nombre, comparten conmigo experiencias significativas de sus vidas, su recién compromiso, su último divorcio, o que están a la espera de ser enviados a dar la vida por su país. 
Hay días buenos, hay días malos; mas estoy agradecido por esta etapa de mi vida, y quiero cada día crecer en mi trabajo, en la música y la publicidad. Espero llegar a ver el nombre Jorge Mario Quesada Sesín en los créditos de muchos proyectos y publicaciones.